Desde luego
5000 toneladas de basuras en las calles de una ciudad no es algo para
tomárselo en broma. Entre el hedor y la putrefacción de los
restos de alimentos, los ciudadanos han tenido que vivir durante once
largos días. Esta situación me ha parecido peligrosa para la salud
de quienes han tenido que soportarla y, sobre todo, para aquellos que
padecen alguna alergia o enfermedad crónica.
Vivimos en
democracia y por tanto la huelga es una de las herramientas más
poderosas que el trabajador posee ante los abusos en sus condiciones
de trabajo. En esta ocasión los trabajadores pedían, entre otras
cosas, mejoras en sus trabajos y subidas en sus sueldos. Al final han
conseguido gran parte de sus reivindicaciones, una paga de
producción, librar los sábados, domingos y un día entre semana,
disfrutar quince días de vacaciones en el periodo comprendido entre
junio y septiembre…..
Sin embargo
creo que la libertad y los derechos de unas personas acaban donde
empiezan los de otras. En esta ocasión nadie habla de los servicios
mínimos, esos que se deben establecer para no causar un perjuicio
grave al resto de la población. Sin estos servicios mínimos se
pueden dañar los derechos de otros y por tanto estar hablando de
chantaje y no de huelga. ¿Se han cumplido estos servicios mínimos?
Me quedé
perplejo cuando me enteré de una de las peticiones de los
trabajadores “puestos heredados”. Todo me parece negociable:
cinco pagas extras, más vacaciones…. Pero la exigencia de que el
puesto de trabajo quede en un futuro en familia me parece exagerado.
¡Claro, parece que ellos son los únicos que saben hacer ese
trabajo!
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