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Sus comienzos se remonta a la época de la Edad de Bronce en la que se presentaban espectáculos con uros (raza bovina extinta) que eran arrojados a la arena del circo para su captura y muerte por parte de algunos representantes de familias nobles, quienes mostraban así sus dotes de cazadores. También se arrojaban en manadas a los cristianos durante las ejecuciones públicas efectuadas en la época de la persecución; y además, se utilizaba a estos animales durante los enfrentamientos de gladiadores como entretenimiento adicional.
En el siglo XVIII surgen dos corrientes regionales de cuya combinación surgió el toreo a pie: el ámbito vasco-navarro y el andaluz. La tauromaquia vasco-navarra se basaba en los saltos, en los recortes y en las banderillas, mientras que la andaluza se desarrollaba con lienzos y capas para engañar a los toros. Durante algunas décadas ambos estilos se disputaron la primacía del público, saliendo victorioso el modelo andaluz.
Aunque, habrá que esperar hasta mediados del siglo XIX a la aparición de las primeras grandes figuras del toreo como "Paquito", "Lagartillo" o "Frascuelo" y posteriormente, será Rafael Guerra "Guerrilla" quien dominará la fiesta de los toros a finales de este siglo. Con la llegada de siglo XX se abrió la época dorada del toreo con nombres como Ricardo Torres "Bombita", nacido en Tomares, y que acaba con las figuras de Juan Belmonte y José Gómez "Joselito". Actualmente, los toreros más conocidos son José Tomás, Enrique Ponce, "El Juli" o Morante de la Puebla.
Las corridas de toros están divididas en tres "tercios" y dos suertes:
- Tercio de Vara: El matador torea con capote y el toro recibe una serie de puyazos en el morrillo (zona abultada entre la nuca y el lomo del toro) con el objetivo de medir la bravura del toro y su disposición a la embestida, además de dosificar la fuerza del toro y así sea más fácil la labor del matador.
- Suerte de capote: También es realizada por el matador para medir la fuerza de la embestida, así como su fuerza y su actitud.
- Tercio de banderilla: Durante este tercio los banderilleros clavan sobre el lomo del toro unos adornos llamadas banderillas o rehiletes (vara de madera adornado con flecos de papel de colores con un arpón en la punta) usadas para avivar.
- Tercio de muerte: Durante este tercio tiene lugar el enfrentamiento del matador con el toro. El matador realiza la faena de la suerte de muleta y posteriormente le da muerte con el estoque.
- Suerte de muleta: donde se trastea con el toro hasta que se eche en la arena.
En cuento al toro, hay dos tipos, el toro salvaje y el doméstico. Para las corridas de toros, se escogen a los especímenes más bravos, conocidos como "toros de lidia" o toros bravos, entre las reses salvajes. Sin embargo, el toro de lidia no tiene el estatus de raza debido a que las características que tiene varían según la ganadería; además, las crías de toros bravos no nacen necesariamente bravas, ni los toros bravos tienen por qué tener progenitores bravos.
Otra práctica en la que podemos observar la crueldad de estas fiestas es el rejoneo, que consiste en lidiar con un toro desde un caballo. El uso de caballos en la tauromaquia se puede considerar también maltrato animal ya que el caballo puede resultar herido. Pero, los caballos sufren los estragos del rejoneo sobretodo cuando envejecen acabando con perdida de movilidad en las patas traseras, heridas graves, cojera, entre otras enfermedades. Muchos caballos al final terminan sacrificados para que dejen de sufrir.
Por lo tanto, después de conocer la historia de la Tauromaquia, analizar el desarrollo de las corridas y estudiar el tipo de toro utilizado en ellas, entenderemos que matar a un toro por ocio será una tradición, pero arte no es. ¿Cómo se puede soportar ver a un toro atormentado y agonizando? ¿Cómo se puede llamar arte torturar a un animal?
Ya sabemos que el hombre es, con diferencia, el espécimen más desarrollado en el reino animal sin que haga falta jugar con la vida de estos seres para mostrarlo. Por ello, es comprensible que haya una gran oposición a estas fiestas, que sin su ayuda, no se conseguiría acabar con la tauromaquia. Por ejemplo, en Cataluña se prohibieron las corridas de toros en 2008 y en el Parlament de Baleares ha prosperado la modificación de la ley para prohibir las corridas de toros (como podemos ver en la noticia). Estos actos, en contra del maltrato animal, dignifican a todo aquel que lucha por una sociedad más humana, más justa y más respetuosa.
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